3PROGRESO.- Después de estar fuera de circulación un tiempo, debido a que le dieron mantenimiento, ayer miércoles retornó el crucero Carnival Elation, con 2,400 turistas de los cuales poco más de mil se quedaron en este puerto y dejaron una buena derrama económica, lo que dejó contentos a los prestadores de servicios.
El Carnival Elation llegó procedente de Nueva Orleans y trajo pasajeros jóvenes, adultos y de color que estuvieron en la playa, en el tianguis artesanal, en el área de bares, en el mercado y en el carrito turístico en el que recorrieron la ciudad.
Ayer, luego de que partió la nave de recreo, los prestadores de servicios, artesanos, meseros y vendedores estaban con el retorno del Carnival Elation, porque a diferencia de sus viajes anteriores, en esta ocasión se quedaron poco más de mil pasajeros de los 2,400 que llegaron a bordo.
Al mediodía, cuando el calor apretada, en la playa del malecón habían unos 500 pasajeros que invadieron la zona de palapas, los módulos de masajes y numerosos turistas se metieron al mar para nadar y jugar.
Al mediodía arribó al malecón una familia de pasajeros de color y uno de sus integrantes compró un sombrero de charro en 20 dólares, se lo puso en cabeza y al son de la música de un expendio de cervezas se puso a bailar y contagió a una visitante meridana con la que bailó y después se tomó la foto con ella.
Otras integrantes de la familia compraron cocos helados por los cuales pagaron tres dólares, recorrieron la playa y ocuparon una palapa donde consumieron cervezas y botanas.
En una palapa, también del malecón, las pasajeras Debbie Breaux, Pat Matley, Dorothy Sullivan y Kathleen Jensen, originarias de Birminghan, Alabama, atendidas por el mesero José Mancilla, permanecieron dos horas en la playa, en donde consumieron cebiches, botanas y cervezas.
Bebbie Breaux explicó que forman parte de un grupo de 13 pasajeras que viajaron en el Carnival Elation y que es la tercera vez que visitan el puerto a bordo del mismo crucero; compraron sus boletos con anticipación y al llegar al malecón buscaron las palapas del restaurante “Budis” cuyos meseros los atendieron en viajes anteriores.
Las pasajeras se dieron tiempo incluso para comprar puros y artesanías que se llevaron de recuerdo de su paso por el puerto. Al mesero le dieron buena propina en dólares.
Por su lado, Jesús Cabrera vendió una estrella de mar a una pasajera a la que una estilista le trenzó los cabellos; el vendedor también logró vender caracoles, de modo que a las dos de la tarde cuando los pasajeros retornaron al crucero, había logrado vender todos sus productos en 300 dólares.
Los módulos de masajes también tuvieron demanda, lo mismo que la zona de bares de la calle 80 entre 21 y 23, en donde se ofrecieron promociones de cervezas y cocteles.
A pesar de que el mar estuvo un poco picado, numerosos pasajeros rentaron motos acuáticas y pasearon en bananas; grupos de turistas también se metieron al mar para nadar, pues para ellos el clima estaba agradable.
Los prestadores de servicios comentaron que el retorno del Carnival Elation fue benéfico, pues dejó muchos dólares.