MuertosPROGRESO.- La ambición al tratar de hacer mucho dinero rápido, a través de la pesca de pepino de mar, sólo ha traído muertes y muertos y pescadores descompresionados que quedan con graves secuelas, para el resto de sus vidas.
El pepino de mar trae muertes y muertos, resume el padre Lorenzo Mex Jiménez, coordinador del Apostolado del Mar: muertes por descompresión y muertos por la piratería en alta mar, además de robos violentos del producto y equipos marinos.
Hasta hace poco más de 10 años, durante la temporada langostera se morían descompresionados los buzos que se dedicaban a la pesca de langosta y para evitar más muertes se puso en marcha el uso de trampas para la pesca del crustáceo y disminuyeron los decesos.
Sin embargo, ahora, la fiebre del pepino de mar -el oro marino sobre explotado-, ocasiona numerosas muertes y decenas de pescadores descompresionados que quedan con secuelas graves.
Hasta hace cinco años, el pepino de mar se capturaba cerca de la costa, pero la pesca indiscriminada e imparable en periodos de veda lo acabaron y ahora su captura de realiza lejos de la costa, a 30 millas del litoral y a profundidades de 18 a 20 brazas, que equivalen a inmersiones de 27 a 30 metros, lo que aumenta el peligro de sufrir descompresión.
Esta mini temporada pepinera ha resultado fatal y, debido a que las capturas son bajas cerca de la costa, el buzo peligra y expone su vida al ir a pescar a grandes profundidades, en conde logra pescar de 300 a 400 kilos, que se pagan de entre 65 y 70 pesos el kilo.
El pepino le deja al sector pesquero una fuerte derrama económica, calculada entre 70 y 100 millones, pero también encarece la vida en los puertos donde se concentran los miles de pescadores que se dedican a esa pesquería.
Una marqueta de hielo, que normalmente cuesta $80, en la pesca de pepino se vende a $300; las raciones de comida cuestan de $70 a cien pesos; se dispara el precio del kilo de los huevos, del queso, jamón, del pan francés e incluso hasta de las caguamas de cervezas.
Hay versiones de que en medio del pepino de mar, además de las bebidas alcohólicas, también corren los enervantes que se consumen en los campamentos pesqueros; sin embargo, a pesar de todo esto, en la playa y en los refugios pesqueros hay fuente de empleo, pues niños y amas de casa reúnen hasta 10 kilos de pepino de mar que “gaviotean” y que venden a $65 el kilo a los permisionarios.
La violencia es la cereza del pastel en la pesquería: los asaltos a mano armada en altamar y salcochaderos para apropiarse de pepino fresco, salcochado y de dinero en efectivo, parecen formar parte de la vida de los pescadores que pescan esta codiciada especie destinada al mercado asiático.